Os preguntareis ¿pero dónde se ha metido esta?.

Tranquilos.....Que no cunda el pánico ....

Aunque parezca mentira no he tenido tiempo de sentarme con tranquilidad a escribir, primero porque no he parado, y segundo porque no en todos los lugares hay internet.

CRUZANDO EL CHARCO

Perdí el avión. Así como suena. Un poco por culpa de que no calculamos bien el tiempo que nos costaría llegar a Barajas desde Zaragoza y llegamos justos, y un bastante porque Iberia anunció la facturación del vuelo en otro mostrador, no llegué a tiempo y como cerraban la facturación una hora antes de la salida del vuelo, me quedé en tierra. Afortunadamente y contra pronóstico me cambiaron el vuelo para el siguiente, doce horas despues... (yo creo que se asustaron al ver mi cara de espanto y que se me salía el corazón por la boca de tanto ir de un lado para otro buscando una soloución mientras veia que me quedaba en tierra pensando esto no me puede estar pasando a mi ......) Así que como el vuelo salía a la una y veinte de la mañana, me fui a Madrid a casa de M, donde pasé una tarde estupenda y me comi un bocadillo de chorizo de su pueblo en prevision de la horrible cena del avión.
Luego el vuelo resultó menos duro de lo que pensaba, no se si por el bocata o porque más o menos puede dormir algo a trompicones y las 12 horas no se hicieron tan largas. Despues de pasar la aduana sin problemas con mi maleta de 32 kilos llena de discos y demás, llegue a México DF de madrugada y lo primero que hice cuando llegué al hotel Milán fue irme al mismo puesto callejero del año pasado y comprarme un zumo de naranja. De repente caí en la cuenta que hacía exactamente un año que pise por primera vez esa calle y tuve la sensacion de tener un dejá vu. Era como si no hubiera pasado un año o como si nunca hubiera regresado a España despues de ese primer viaje. Era una sensacióin de familiaridad asombrosa,.... que todavía me dura.

COMIENZA LA GIRA

Lo peor de haber perdido el avión, fue sin duda que ese mismo día tenía que actuar y llevaba un jet lag que no sabía ni por donde me soplaba el aire. El concierto era en el café Ohala, un lugar que ya visité el año pasado. Fue muy bien. Estuvo lleno de gente y retransmitieron el concierto para dos emisoras por internet, que llegaron a congregar 850 oyentes. Terminé la noche bebiendo tequila (marca Olmeca para más señas) muy suave y que segun Javier Espinosa, el dueño del lugar me revitalizaría, y vaya si lo hizo, porque llegaba al hotel que eran las 5 de la mañana, más contenta que unas castañuelas.

Al dia siguiente madrugón. A las 9 ya estaba en pie, sin haber dormido demasiado, no por la resaca sino por el jet lag, dispuesta a viajar en autobus ( o en camion como le llaman aquí) previa escala por Cuernavaca, lugar de residencia de Alejandro Santiago para dejar mi maletón y emprender viaje a Puebla, ciudad del segundo concierto.
La sala era un lugar curioso, el claustro de un convento jesuita del siglo XVII. Los dueños y el personal de la sala encantadores y el publico fantástico, como siempre en México". Vendimos discos, firmamos autógrafos y otra vez a beber tequila ( pero poco ja ja...) . Nos retiramos relativamenre pronto a dormir al hotel, que tenía una decoración de los años setenta espantosa, con un papel pintado de esos psicodelicos que amenazan con volverse en tres dimensdiones si los miras fíjamente y un pianista en el hall que no nos dejo dormir la siesta porque estuvo destrozando a los beatles durante dos horas.

CUERNAVACA

Al dia siguiente otra vez al autobus y camino a Cuernavaca, la ciudad de la eterna primavera, que hace honor a su apodo, porque mientras me cuentan que en Zaragoza ya han tenido que encender la calefacción, aqui ando en camiseta de manga corta. Este concierto fue un poco mas accidentado, porque cuando estaba actuando se fue la luz y tuve que hacer una parte del repertorio en acustico absoluto iluminada con velas, lo cual no dejo de tener su encanto.

El domingo por fin despues de tres dias de dormir poquísimo ya pudimos descansar y ahora tenemos por delante unos dias mas o menos relajados para recargar pilas. Mientras tanto, por aquí ando disfrutando de la compañía de viejos y nuevos amigos, y conociendo algo más de de este maravilloso pais. Alejandro y yo pasamos muchas horas platicándo y riéndonos con las diferencias del lenguaje, que a veces dan lugar a situaciones cómicas. Indudablemente contar con su compañía y poder compartir escenario con él en todos los conciertos es un lujo y un privilegio, porque es un gran artista y sobre todo una gran persona.

Seguiremos informando ( cuando los viajes y la wifi me dejen).

besos a todos