lunes, 14 de febrero de 2011

He de reconocer que andar sin equipaje tiene sus ventajas.
Lo de sin equipaje es metafórico y paradójico, porque en realidad viajo como Paco MArtinez Soria en La ciudad no es para mi, que en el AVE solo me faltaban la maleta de cartón y el cesto con la gallina, pero lo cierto es que mis ultimos viajes han sido diferentes. Como decía Joaquín López en el anterior post, navegar en compañía es más divertido y más fácil, pero no siempre es lo mejor. Cuando uno viaja solo sigue su propio reloj, se detiene a mirar los paisajes que quiere y a charlar con quien le parece, o simplemente permanece en silencio mirando por la ventana sus propios pensamientos mientras los postes eléctricos casi centellean ante la insultante velocidad del AVE (vuelvo a parecer Paco Martinez Soria atónito ante tan magno invento ........)

Sé que en esta nueva etapa no me haré rica recorriendo las vias ferreas españolas cargada hasta las orejas, pero presiento que voy a reunir una fortuna humana incalculable,........ y en este sentido estos dos ultimos conciertos han sido especiales.