lunes, 5 de enero de 2009

Cuando las canciones ya no te pertenecen

Me cuenta Rayajo, un habitual del blog en un comentario a mi anterior post, que Círculos Concéntricos se convirtió en la banda sonora en sus viajes de trabajo por Granada y se pregunta si los que hacemos canciones somos conscientes de que podemos producir ese efecto. Yo sé que ese efecto se da, porque lo siento muy a menudo con los músicos y los artistas que me gustan y me  emocionan, pero todavía me sorprende y me ruboriza pensar que mis canciones puedan producirlo.
Cuando haces canciones, o al menos ese es mi caso, las haces por pura necesidad, por un impulso la mayoría de las veces incontrolable. Yo siempre digo que es una especie de adicción  que a veces la desilusión y el cansancio me empujan a querer dejar, pero de la que para mi suerte o desgracia, no me puedo desenganchar. Cada canción es un acto egoista, porque no piensas tanto en quien la va escuchar como en lo que necesitas decir y con esa premisa dejas fluir las palabras o te dejas llevar por una melodía. En ese sentido soy puro instinto. De hecho, nunca dejo que nadie escuche las canciones hasta que están totalmente terminadas. No es una cuestión de celo, es simple pudor. Ni siquiera en casa saben lo que me llevo entre manos hasta que pongo el punto final. Luego llega el momento de brindarlas en un escenario, un momento de absoluto vértigo para mi, porque es como si me desnudara. A partir de entonces, y conforme las voy cantando, siento que dejan de pertenecerme y pasan a ser patrimonio del universo emocional de quien las quiere escuchar y hacer suyas. Ese momento para mi es increible y siento una satisfacción igual o mas grande que cuando siento que he redondeado una melodía y he encontrado las palabras justas para decir lo que me rondaba por la cabeza o me apretaba la garganta.. Cuando alguien llega y te dice que has puesto palabras a sus sentimientos, que has cantado su historia o que eres la banda sonora de muchas horas de su vida, eso es lo  más grande que te puede pasar y lo único que de verdad te da impulso para seguir en este camino tan difícil que es la creación y la música.  Asi que Rayajo, no se si soy muy consciente de ese efecto de feedback que tienen mis canciones, pero si te digo, que eso lo "más"  que le puede pasar a un artista.

Gracias

5 comentarios:

rayajo dijo...

Bueno, esto lo tomo como le mejor regalo de reyes que he recibido hoy. Estar durante 5 minutos en la mente de un artista al que admiras es un lujazo... y he aprendido cosas muy interesantes que no sabía. Gracias!

Anónimo dijo...

Pues yo, la verdad, te descubrí tarde, y fue a través de una amiga.
Y sólo he estado en un concierto tuyo, en la Campana ( en uno de esos que diste 4 seguidos ), y salí de ahí completamente emocionada. Sin palabras me dejaste.

Gracias por hacernos disfrutar de la música y hacernos sentir tantas cosas buenas.

(Ya perdonaréis mi torpeza con los ordenadores, pero a veces se me olvida poner mi nick. )

Anónimo dijo...

Yo también me apunto a esto a hacer mías las canciones. Desde que empecé a escucharte, y lo hago todos los días desde hace dos meses, mi mente conecta con otra dimensión, la de reflexionar y sentir. El día se compone de rutinas, acciones mecánicas que repetimos sin pensar. Y en el momento en que escucho tu voz, mi cuerpo sigue ejecutando esas rutinas, pero mi mente se evade, los pensamientos y sentimientos surgen, y fluyen las emociones. Fue un placer viajar a Sabiñánigo para escucharte, y un placer conocerte. Creo que ya te llegaron las fotos. Para mí fue un momento inolvidable. Y con tu permiso seguiré haciendo mías esas canciones que me emocionan hasta la médula. Gracias.

Anónimo dijo...

Comparto todo lo que dice Amparo (como no). Y Rayajo, no sé quien eres, pero pareces un fan muy fiel de Maria José. Me gusta que haya más gente por el "mundo" que piense así....

rayajo dijo...

Bueno, que yo haya llegado a conocer su música aquí en el culo de España hay que agradecerselo a Radio 3

Recuerdo que hace cosa de un año cuando llegué al concierto de Dúrcal ya le habían contado a María José que había un tipo que se había presentado en la rosa canina a preguntar si era verdad que María José Hernández iba a tocar allí. Me acompañaba una persona que vino desde Ronda (Málaga) a 180 Km. para verla.